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Esto sí que es un hotel de cinco estrellas con encanto. Encanto de las casas (toda la familia ocupamos dos las tres de que consta) en el mobiliario y en los detalles y encanto de la delicadeza de Marifé volcada en atenciones para que sus huéspedes disfruten de la estancia. La situación es privelegiada, intermedia entre Zamora y Salamanca, para quien quiera visitar estas dos ciudades.La tranquilidad total en un pequeño y bien conservado pueblo castellano. Es un lugar a donde piensas volver cuando la situación se preste. Yo almenos sí lo haré
Sinforoso García, fecha estancia: 2014-12-12